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"Para reirme hasta el llanto, cada tanto lloro hasta reirme a pleno"

martes, 15 de junio de 2010


¿Hay alguna manera de que estés más presente? Cada cosa puesta en su lugar, todo pensado con amor, ese amor que es lo que le da vida
¿Una hormiga llevaría hojas a largas distancias y construiría su casa durante todo el día si no sintiera que alguien en algún lugar la pensó con amor?
Ese mismo amor, inmenso pero tangible, es el que mueve al viento que arrastra al agua haciéndola bailar. Viento que acaricia, con mucho de ese amor, a los árboles que cuelgan de la poquita tierra que toca el límite del agua
¿Qué árbol se dejaría inundar, golpear, casi ahogar por el agua si ella no lo hiciera con amor?
Miles de vidas, de pulmoncitos verdes aman con locura dormir arriba de las olas. Olas que son casi invisibles, porque la brisa es tan cuidadosa con ellas que a penas las toca para no lastimarlas. Las copas altas nos hablan, nos miran y protegen, siempre y cuando no estén moviéndose, casi casi en un ritual, con las gotas que pierden sin querer las nubes.
El amor se manifiesta allí de formas que apenas podemos imaginar.
¿Se aman el agua y la tierra y por eso se hacen barro? ¿Qué nos dirían los árboles si supieran que nosotros podemos escucharlos? ¿Saben los pájaros que alguien más allá de todo los ama y por eso los hizo libres?
Ese amor se da de una forma tan natural que los que aman en ese lugar casi no lo pueden notar.
Pero el que llega desde un mundo distinto, donde el amor es algo que se dice y no se practica, queda profundamente maravillado con su descubrimiento: las hojas, el agua, las olas, las nueces y sus árboles, los perros, el barro, el río y hasta las personas se aman sin medidas, por eso se dejan llevar entre sí: confían en los aman. Se respetan, se cuidan, se hablan, se gritan, lloran juntos y ríen a carcajadas.
El amor en ese lugar es algo más que natural, no hay otra forma de vivir y convivir que entre en su
imaginación.
El día que aprendamos a amar de una forma tan natural como la forma en la que respiramos, vamos a poder reír como los árboles: a carcajadas.
Espero amar sin medida, de forma natural y con humildad, para poder reír como las olas, como los duendes y como la luna que todo lo protege.

Dios es Amor

Dios es Libertad

Dios es Madre Tierra

1 comentario:

Cristián Dodds (hijo) dijo...

¡¡¡Vica, qué belleza!!! ¡Qué poesía! La mejor de todas, la que intenta traducirnos algo de LA poesía, la que nos regala cada día EL Poeta en su creación. Hace mucho que no leo algo tan lindo. Me encantó.